Recuento de dolores
No podía faltar él...
el que convertía
la blanca leche
en espesa sangre,
el que hacía doler
cada pelo
y amenazaba con arrancar
cada sueño que iba quedando.
el que convertía
la blanca leche
en espesa sangre,
el que hacía doler
cada pelo
y amenazaba con arrancar
cada sueño que iba quedando.
exelente.
No tengo otra palabra.
Posted by . | 8:33 p. m.
¡Está bueno! Pero mi cacofonométrico dice que hay dos "el" demasiado cercas: ¡Oh, pero que obsesión!
Saludos
Posted by Anónimo | 2:02 p. m.
Está bonito el diseño del blog también.
Posted by Anónimo | 2:03 p. m.